Si
sus razones son ¿válidas y positivas, y sus
intenciones son buenas, ¿por qué entonces, cree usted que no
puede adelgazar tal como afirma?
"¡Cuánto
daría por volver a estar en forma!" ,
“Quiero
adelgazar pero no puedo adelgazar”
Se
trata de expresiones lingüísticas bastante comunes,
¿verdad? . Expresiones que reflejan
el descontento por parte de personas esforzadas y
frustradas en sus intentos por adelgazar, por volver a
estar en forma y sentirse mejor. Por lo general estas
personas han probado varias dietas, y continúan
dispuestas a probar dietas para adelgazar aún tratándose
de dietas de filosofías disímiles entre sí; muchas
hasta llegan a contradecirse.
La mayoría de estas dietas comparten el milagro de
ofrecer alegrías iniciales: un descenso de peso
que siempre es recibido con entusiasmo.
Lamentablemente,
también comparten una alta producción de desencanto.
¡Volver
a estar en forma! ¡Oh!, metabolismo rebelde!
Invariablemente,
hasta los más entusiastas sufren al cabo de un tiempo el
desencanto fatal que sobreviene al reconocer que aquellas
mejoras iniciales proporcionadas por la dieta fueron
pasajeras.
Como un hermoso sueño que culmina rápido,
vuelven sus cuerpos a engrosar, y sus temores regresan al
compás de esas dudas respecto de si podrán adelgazar alguna vez.
Las dudas van afirmándose en un proceso lento pero seguro,al observar que sus metabolismos no responden tal como
esperaban que lo hiciera con esa dieta milagrosa de última hora.
Un cierto tipo de miedo mezclado con resignación y
desconfianza crece al confirma poco tiempo despuès que sus metabolismos se resienten y parecen
resistirse al tratamiento. Se enojan con él; se quejan de
él porque contradice aquellas bases teóricas llenas de
optimismo que
consiguieron engañar a sus mentes.
Los
consejos bienintencionados de declarar con energía frases
como "¡Si, yo puedo!", no alcanzan para superar
el miedo, la desconfianza, el bloqueo. No consiguen frenar
ese sentimiento de desesperación y derrota que lleva a
declarar con energia y convicción plenas ese fatìdico
"¡No puedo!", ¡Mi cuerpo no puede!, ¡Mi
metabolismo es raro!, ¡Ya lo intente, no sirvo para
esto!.
Con todo,
detrás de estas convicciones negativas hay una duda
palpitando y es si de veras uno quiere adelgazar y
regresar a ese peso normal tan soñado. Y hay también un
cierto tipo de temor por el cambio de vida que una mejora
en la apariencia fìsica trae aparejado.También desde
luego, el miemdo al desencanto como ocurre tantas veces
cuando hemos querido algo con todo nuestra energìa y
nuestra alma, hemos conservado la fe, la ilusiòn, la
paciencia, hemos hecho esfuerzos para lograrlo. Y lo
logramos. Y nos dimos cuenta más tarde de que
fiinalmente ese logro no era tan importante, o que no
representò una dicha tan subyugante como esperábamos.
La
honestidad primero que todo. Mírese al espejo y
pregùntese:
¿Realmente
lo que quiero es adelgazar, o es otra cosa lo que quiero?
¿Realmente
estoy dispuesto a mejorar mi relaciòn con la comida
porque siento aprecio y respeto por mi persona, y la quiero cuidar?
Si su
respuesta ha sido afirmativa entonces, ¿Qué es lo que lo
ha venido reteniendo impidiéndole llegar a ese peso que
quiere recuperar para sentirse completamente bien, seguro,
liviano, saludable, etc. ?
El primer
obstáculo podrìa ser el "no puedo", esa
creencia negativa expresada en un sin fin de versiones muy
creativas y también muy poderosas.
“No
puedo hacer dieta, no puedo ser así… porque no tengo
tiempo, porque no tengo ayuda, porque no tengo suficiente
dinero, porque no me comprenden, esto no funcionaría en
mi de todas maneras, soy demasiado viejo, soy demasiado
joven, no tuve una buena educación, no soy bueno para
estas cosas nuevas, soy un duro, ¡Por favor!: ¿pretenden
que a mi edad vaya a hacer esto? , "No tengo lo que
se necesita". "Es demasiado tarde".
"Seguro que voy a empezar y a dejar al poco tiempo:
siempre me boicoteo”
Mientras tanto, y
puesto que de revisar esas supuestas tendencias al
autoboicot se trata, sólo por curiosidad, pregúntese cómo sabe usted de antemano que va a engordar.
¿Cómo sabe usted que se boicotea y que se boicoteará en
el futuro?
¿Se debe a una idea que se formó?
¿Ha visto alguna vez a su metabolismo funcionando?
¿Puede acaso hacer una descripción detallada de lo que
está ocurriendo ahora mismo en su interior?
Si su respuesta es afirmativa, ¡bravo!
Es posible que haya dado al menos, con el origen psico-somático del mecanismo de asimilación que define a su organismo.
Con un poco de imaginación, puede crear un mecanismo de freno.
Acá va una pista:
Solo por curiosidad recuerde aquella vez, cuando usted comió en demasía, y
sin
embargo... , no engordó tanto como suponía que iba a engordar.
¿Cuál fue su reacción?
"Sin embargo" es una frase mágica. ¿La utiliza usted a su favor?
Ahora, sólo por curiosidad, verifique su tendencia:
a) Por lo general, tengo miedo/ expectativas / seguridad de que voy a engordar
después de una comilona, y si así ocurre, no me sorprendo.
b) Por lo general NO pienso en que va a engordar demasiado después de una
comilona; y si así ocurre, me sorprendo.
¿Admite la existencia de una similitud básica entre
su sistema cuerpo-mente y el de
la persona que dice "como de todo y sin embargo, no engordo"?
Puedo adivinar aquí una respuesta suya comenzando con "Si...pero......(usted
complete la frase)......"
Y aproveche para reparar en si acaso se ha
convertido usted en un "especialista en peros".
En caso afirmativo, aprender a "ponerle peros al pero" será un
aprendizaje divertido con la ayuda de nuestras guías.
"Sin embargo"; "Si, pero...." "Esto se debe a....",
frasecitas muy poco
inocentes; demasiado poderosas...
No se deje engañar por su
propia forma de hablar.
¿Tiene usted al menos una rudimentaria idea de la inmensa cantidad de
poderosas frases como éstas que sin quererlo se utilizan a diario en el propio
detrimento?
¿Está usted seguro de que las está aplicando a su favor y que ningún
virus lingüístico se encuentra ahora mismo activo y contaminando su
psiquismo y sus posibilidades de progreso?
Si usted está sufriendo, convencido o empezando a tener la sospecha, de
que el suyo es un metabolismo "malo" o que funciona mal, formúlese alguno de los
siguientes interrogantes,
¿De veras quiero adelgazar y no puedo?
¿Pienso que tengo un saboteador interior?
¿Durante cuánto tiempo quiero estar delgado?
¿Tengo una clara idea de cómo es mi ser delgado?
Incluso las sagradas escrituras, y la sabiduría popular
(que es sabia, no
culta) afirman que en el principio fue el verbo; el verbo creador.
Efectivamente,
la palabra da vida a las cosas.
No estaría nada mal
empezar a reparar en las palabras que utilizamos para dar vida a algunas cosas
en nuestra vida y en nuestro cuerpo ,
y de cuáles nos valemos para quitarle vida a todo lo demás.
Así son las cosas,
:
Quien no cree en lo imposible, no lo reconocerá
En
resumidas cuentas, ¿se ha preguntado a qué exactamente responde el
metabolismo?.
¿Existe
algo así como metabolismos buenos, y otros malos?
El metabolismo, en tanto programación subjetiva, raramente obedecerá un mandato
arbitrario. No está programado para obedecer teorías ni
modas, (ésa no es su función). El metabolismo nada entiende de preceptos
relacionados con la
moral y las buenas costumbres.
Sin embargo,
el funcionamiento de metabolismo sigue una lógica y un proceso.
El metabolismo reacciona invariablemente.
Siempre.
Es una cuestión de conversaciones privadas en esa comunicación cuerpo mente que
nunca se acaba.
Podemos estar seguros de que ningún metabolismo obedecerá aquello que se
oponga a la integridad del sistema cuerpo-mente al cual pertenece.
Desde luego, esto no es sinónimo de un metabolismo "bueno".
El metabolismo no es ni bueno ni malo, funciona siguiendo una
programación mental, de alguna manera obedeciendo a la personalísima idea
que conserva un individuo respecto de cómo funciona su organismo.
El metabolismo también cumple con fines emocionales, además de los orgánicos.
Por ejemplo, en un sistema cuerpo-mente que, a raíz del sufrimiento sostenido,
ha desarrollado
la programación de "gordo frustrado", el metabolismo actuará en obediencia
debida a tal programa interior. El metabolismo no es malo
porque nos haga sufrir; el metabolismo es obediente a su
programación. Y en este sentido, se observa que por lo
general, funciona muy bien.
Vale decir que
el metabolismo efectivamente, y tal lo programado, "fabricará y sostendrá un gordo frustrado".
La programación dará vida a
actitudes, creencias, predilecciones del paladar y conductas que definen al
gordo frustrado. Cualquier dieta vendrá después como algo secundario,
como algo ajeno, o
como un maquillaje cuya alegría dure un soplo.
Saltan por sí solos a la vista los motivos subjetivos por los cuales
invariablemente falla toda dieta que, contradiciendo la programación
interior básica, insiste en garantizar una delgadez feliz y
vital en todos aquellos que la adopten.
Resultados infelices que efectivamente se obtienen siempre que no se contemple
esta premisa básica de tratar con la totalidad del
individuo, y no con sus partes. Invariablemente fallarán
los tratamientos que en lugar de tratar con esa unidad
cuerpo-mente-espíritu que es el hombre, tratan con una
barriga, o batallan con una boca que debe mantenerse
cerrada.
No es necesaria una suspicacia excepcional ni un fino sentido de la
observación para comprobar este fenómeno.
Basta con mirar un poco alrededor, para confirmar la manera impecable e
implacable cómo se aplica esta dinámica
cuerpo-mente-espíritu en cada "gordo frustrado" en
sus estériles luchas.
Valga
formular nuevamente la pregunta inicial:
¿De
veras quiero adelgazar y no puedo?
¿Tendré un
saboteador interior?
Y
en ese caso, ¿podré lidiar con él, superarlo, mediante
la palabra?
La
respuesta es ¡SI!
Después
de todo, nos pasamos la vida conversando. Conversamos con
los otros, pero también conversamos todo el tiempo con nosotros mismos.
De un diálogo interior productivo nacen las actitudes
productivas.
¿Cómo
debo proceder entonces para defenderme y progresar en mi proyecto de
mejora personal con el buen uso de la palabra?
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los deje pasar....
Para
que las cosas funcionen hay que hacerlas funcionar
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