La
obesidad en los adolescentes, "Un problema mundial con sustrato social
INTRODUCCIÓN
La
obesidad es actualmente un problema de salud pública mundial,
esta pandemia afecta no solo a países industrializados sino también
a los llamados “en vías de desarrollo”; ha dejado de ser
desde hace ya mucho tiempo un problema que afectaba solo a las
clases sociales opulentas para extenderse hasta los sectores más
desprotegidos de la población. La Organización mundial de la
salud (OMS), la ha calificado como la “epidemia en expansión”
(EUFIC, 2007).
La
obesidad amenaza cada vez más a la salud de un mayor número de
personas, se ha convertido en un factor determinante en la aparición
de numerosas enfermedades tales como la diabetes, la hipertensión,
eventos cerebrovasculares, enfermedades coronarias, dislipidemias
y osteoarticulares entre otras; incrementando con ello la
prevalencia y los índices de morbimortalidad de la población
adulta. Sin embargo, este tampoco es solo un problema de la edad
adulta, por el contrario, existen numerosos estudios que señalan
que el problema de la obesidad inicia en edades tempranas de la
vida, e incluso hay quienes aseguran que comienza antes de nacer.
Cuando
se piensa en donde o en que momento se realiza la patogénesis de
la obesidad, indiscutiblemente se tienen que traer al pensamiento
aspectos que tienen que ver con la herencia y la genética; la
historia personal y familiar; los estilos de vida y hasta con
aspectos que tienen que ver con el contexto sociocultural y demográfico
del mismo individuo.
Actualmente
existen múltiples perspectivas de abordaje del problema de la
obesidad; las que mayormente han predominado en el mundo
occidental son las que responden al paradigma cuantitativo, es
decir, las que tienen que ver con la medición de la ingesta y
consumo de calorías; desde esta perspectiva, el desbalance energético
es la principal causa de sobrepeso y obesidad y las enfermedades
asociadas como la diabetes mellitus tipo II (DMT2) y la hipertensión
arterial (HTA) son enfermedades secundarias o consecuencia del
mismo desorden alimentario. Desde esta perspectiva la dieta y el
ejercicio constituyen los pilares básicos del tratamiento; en los
países occidentales, este enfoque de corte medico-nutricional ha
prevalecido, sin embargo, poco resultados ha dado, sobre todo si
pensamos el número cada vez más creciente de personas
(incluyendo niños y adolescentes) que son ya parte del problema
en las últimas décadas.
Por
otra parte y desde otro punto de vista, la perspectiva
sociocultural estudia al sobrepeso y la obesidad como un problema
que tiene su génesis en el desarrollo histórico y demográfico
de las sociedades, en donde las relaciones sociales y económicas
forman parte fundamental de la problemática e impactan de forma
importante en la población, sobretodo si pensamos en una sociedad
de consumo como la actual en donde lo importante no es “estar
saludable” sino “verse saludable”, respondiendo así los
estereotipos de belleza y resignificando los conceptos de
“obesidad y delgadez” que se tenían en el pasado.
El
problema del sobrepeso y la obesidad en los adolescentes
(independientemente desde la perspectiva que se aborde) se debe
estudiar con detenimiento e integrar todas las variables y
factores presentes tanto en su génesis como en su desarrollo y
evolución, ya que los costos tanto a nivel individual como social
son importantes y trascendentes para cualquier sociedad.
El
sobrepeso y la obesidad en los adolescentes El
panorama actual
En
la actualidad la obesidad ha alcanzado niveles alarmantes, ha
pasado de ser una epidemia para convertirse en una pandemia debido
a las proporciones que ha alcanzado. A través del tiempo, esta
enfermedad ha mostrado una tendencia al alza debido al incremento
constante de la prevalencia en todo tipo de poblaciones.
Comparativamente y de acuerdo a cifras de la OMS, la obesidad
mostrado un crecimiento mayor en los países en desarrollo que los
países desarrollados; de acuerdo a datos publicados por este
organismo, existen en el mundo más de 1600 millones de adultos
(mayores de 15 años) con sobrepeso y más de 700 millones con
obesidad y en 2005 existían en el mundo al menos 20 millones
menores de 5 años con sobrepeso. Aunque en años anteriores se le
consideraba a la obesidad como un problema exclusivo de países
desarrollados, hoy en día esta enfermedad aqueja también a países
con bajos ingresos y mínimos niveles de desarrollo. (WHO, 2007).
La
obesidad se ha convertido en una enfermedad con alcances sociales,
es decir, sus repercusiones dentro de este ámbito llegan a ser
determinantes para el desarrollo de los adolescentes, no solo en
materia de salud sino también en la forma en como estos se
desenvuelven, se identifican y se viven en sociedad con sus
semejantes; la obesidad y el sobrepeso se presentan en cualquier
nivel socioeconómico y a cualquier edad, incrementándose
conforme pasa el tiempo; cuando se presenta en edades tempranas
como en la edad infantil y en la población adolescente, en la
mayoría de los casos suele perpetuarse hasta la edad adulta y con
ello ocasionar la aparición de múltiples enfermedades crónicas
no trasmisibles. El sobrepeso y la obesidad en edades tempranas se
esta influenciado de alguna forma por los estilos de vida (hábitos
dietéticos y actividad física) de la población pero también en
la forma en como el adolescente se relaciona con sus iguales.
Definición
De
acuerdo a la NOM. (2007), la obesidad, se define “como una
enfermedad crónico no transmisible que se caracteriza por el
exceso de tejido adiposo en el organismo, que se genera cuando el
ingreso energético (alimentario) es superior al gasto energético
(actividad física) durante un período suficientemente largo; se
determina la existencia de obesidad en adultos cuando existe un índice
de masa corporal mayor de 27 y en población de talla baja mayor
de 25”. SSA.NOM (2000).
Sin
embargo, es necesario destacar, que actualmente no existe un método
estandarizado para determinar el sobrepeso y la obesidad en los niños
y adolescentes debido en parte a encuentran en un etapa importante
del crecimiento y desarrollo y por otra a que la composición
etnográfica de nuestro país no permite establecer medidas
somatométricas para la gran diversidad y pluralismo étnico que
existe en México. No obstante, la Secretaría de Salud emitió en
1994, la Norma Oficial Mexicana para el control de la nutrición,
el crecimiento y el desarrollo del niño y del adolescente,
tomando como referencia las normas internacionales de la OMS y el
Nacional Center for Health Statistics (NCHS), cuyo objetivo es
“establecer los criterios para vigilar el estado de nutrición y
crecimiento de la población desde el nacimiento y hasta los 19 años”,
evaluando el estado de nutrición de forma clínica (signos y síntomas),
así como los índices antropométricos: peso/edad, talla/edad,
peso/talla y perímetro cefálico e indicando en las curvas de
crecimiento +-1 desviación estándar en relación con la mediana
para el peso normal; +1 a +1.99 para sobrepeso y +2 a 3 para
obesidad (NOM,1993).
Las
definiciones anteriores, como puede apreciar el lector, son hechas
desde una perspectiva meramente cuantitativa, la somatometría se
interpreta a partir de mediciones estadísticas para una población;
sin embargo, ¿Qué tan válidas pueden ser dichas mediciones para
una población tan heterogénea como la mexicana? Esta
interrogante es necesario reflexionarla, sobre todo si se piensa
en la gran disparidad y pluralidad existente no solo de tipo étnico
y racial, sino también de condiciones ambientales y de
diferencias económicas entre los diversos sectores que componen
la población; es decir, no es lo mismo pensar en un niño o
adolescente del medio urbano como la Ciudad de México que en uno
del medio rural proveniente de una comunidad indígena como la
tzeltal (por citar alguna) del Sureste del país en donde factores
como la genética, alimentación, el ingreso y estilos de vida
hacen diferencias significativas en el desarrollo y por lo tanto
en las relaciones resultantes de las mediciones antropométricas
antes descritas.
La
obesidad ¿Un problema biológico, psicológico o social?
La
obesidad es, sin lugar a dudas, una enfermedad multifactorial,
cuya etiopatogenia, expresión clínica y tratamiento no se pueden
entender mediante un solo enfoque; sin embargo, en virtud de la
tendencias actuales en relación al incremento de esta patología
en edades escolares, se le han atribuido a dicha condición dos
sustratos fundamentales: los cambios en la forma de alimentación
y la actividad física. Peña, M. y Bacallao, J. (2001).
La
obesidad en jóvenes está siendo cada día mayor, los patrones
desordenados y las conductas alimentarias deficientes, aunados a
la inactividad física han sido factores claramente definidos como
de riesgo para que la obesidad se mantenga y perdure hasta la edad
adulta; al establecerse dichas conductas y estilos de vida poco
saludables, se aumenta el riesgo de aparición a temprana edad de
enfermedades producto de la obesidad; las más comúnmente
desarrolladas en adolescentes son: la diabetes mellitus tipo II
(DMT-II), cierres epifisiarios tempranos, hiperplasia e
hipertrofia adiposa, presentación temprana de la menarca,
hiperlipidemia, aumento del gasto cardiaco con su consecuente
hipertrofia del corazón izquierdo, esteatósis hepática con
aumento de transaminasas y alteraciones del metabolismo de la
glucosa, problemas ortopédicos de pies, rodillas, cadera y
columna lumbar, coledocolitiasis, litiasis vesicular, síndrome de
Stein-Leaventhal o de ovario poliquístico y pseudo tumores
cerebrales entre otras muchas enfermedades desarrolladas como
consecuencia de la misma obesidad.
Desde
el punto de vista biológico, la obesidad se debe al sustancial
“incremento del tejido adiposo por encima de un nivel
determinado para la talla de un patrón de población normal
promedio”. En más del 90% de los casos es el resultado de un
desbalance entre la ingesta alimentaria excesiva y el gasto calórico
disminuido. (Xavier and Sunyer, 1992 ; Bray, 1985)
Este
aumento de peso exagerado condicionado por una elevada ingesta y
conductas sedentarias se denomina exógena, la llamada obesidad
endógena que representa el 10% de los casos está condicionada
por razones genéticas, endocrino-metabólicas u otras
enfermedades (De la Peña 1991, Xavier and Sunyer, 1992; González,
1985). La diferencia entre ambas denominaciones en ocasiones se
dificulta, aunque muchos obesos prefieren el diagnóstico de endógeno
pues ello salva su responsabilidad individual y social. Es más
elegante "obeso enfermo" que "obeso
indisciplinado".
Es
oportuno relatar que según Bray, G. (1985) las células de obesos
transplantadas a sujetos delgados y viceversa responden a las
características físicas del receptor, perdiendo las cualidades
del donante. Además, “gemelos univitelinos repartidos entre
familias obesas y delgadas, responden con a lo largo del tiempo y
durante el desarrollo al nuevo patrón familiar. Ambos ejemplos
son bastante concluyentes en demostrar que tanto célula como
persona dependen mas de conducta y medio ambiente que de código
genético en lo que a obesidad se refiere” (Bray, G. 1985).
Lo
anterior, nos ayuda para reforzar la tesis de que tanto el
sobrepeso como la obesidad responden en mayor medida a factores exógenos
o extrínsecos del propio adolescente y en menor medida de
factores endógenos o intrínsecos del mismo, como puede ser el
caso de adolescentes con predisposición genética asociados al
gen de la obesidad (gen ob, codificador de la proteína
antiobesidad leptina) (Hughe, H. S.F.) o bien a condiciones
endocrinas como el “Cushig” en niños por la hipersecreción
del cortisol o bien por la ingesta de corticoesteroides como en el
caso de algunos niños asmáticos sometidos por largos periodos a
la exposición este tipo sustancias en los medicamentos.
Efectivamente, en el problema de obesidad de los adolescentes, no
podemos partir del hecho de que son obesos por razones de mal
funcionamiento orgánico, múltiples estudios médicos concluyen
en su mayoría, que en la obesidad están presentes de alguna
forma, factores del entorno social y con la psicología del
adolescente; entonces, ¿Por qué los modelos actuales de
tratamiento y control de la obesidad se enfocan en su mayoría a
cuestiones de alimentación y ejercicio? La respuesta a esta
pregunta la podemos encontrar en parte a los modelos económicos y
de consumo de la mayor parte de la gente, en donde el “culto a
la belleza” hace su aparición y en donde múltiples empresas
con intereses comerciales encuentran su nicho de crecimiento, al
ofrecer a los consumidores potenciales “dietas milagrosas” o
aparatos de ejercicio vanguardistas de “todo en uno”. Dicho así,
los consumidores potenciales (personas obesas) son influenciados
de forma psicológica, esto es, se condiciona al obeso a adquirir
los productos en virtud del deseo sublimado de “verse bien” o
“verse física y socialmente atractivo” y en consecuencia
aceptado en sociedad (también llamadas representaciones
sociales).
Por
otra parte, un control y tratamiento de la obesidad no puede
soslayar el hecho de que el estado nutricional de un grupo
determinado, no puede ser evaluado excluyendo su contexto
sociocultural; antropólogos y sociólogos han enfatizado que
siendo todos los individuos miembros de una cultura y la cultura
una guía de comportamientos socialmente aceptables, por esta razón
los modos de alimentación deben de ser necesariamente influidos
por la cultura (Fausto,J. Et al. 2006).
CONCLUSIONES
La
obesidad como un problema de salud pública en los adolescentes se
ha estudiado desde diversas enfoques; de entre todos, el más
aceptado y que ha tenido mayor eco en la sociedad actual es el
biológico, en donde el sobrepeso y la obesidad de deben
principalmente al excesivo consumo de calorías y la escasa o nula
actividad física, misma que se traduce en hipertrofia
(crecimiento) e hiperplasia (reproducción) de las células
adiposas (tejido graso). Este enfoque biológico ha conducido a
que en la mayoría de las ocasiones se piense que con una dieta
equilibrada y mucho ejercicio se resolverá el problema, y esto
casi nunca sucede así, sobre todo si se piensa que efectivamente,
el sobrepeso y la obesidad en la mayoría de los adolescentes no
se debe a causas endógenas, sino a factores exógenos o
socioculturales que impactan directamente en la psicología del
adolescente ocasionando una serie de problemas a nivel conductual
y social. El enfoque biológico soslaya los factores del ambiente
social y por ende los aspectos demográficos e históricos de una
población, ya que las representaciones sociales de la obesidad
van cambiando de acuerdo al momento histórico, geográfico y
etno-demográfico de las poblaciones, mismas que trasladan dichas
representaciones sociales a los diversos grupos etáreos que
componen esas mismas poblaciones; por lo tanto, la solución al
problema de la obesidad no se encuentra en recetas ni métodos de
aplicación mundial o general, sino en el estudio integral y específico
en los diversos factores y entornos sociodemográficos en donde se
desenvuelven los diversos grupos humanos.
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