La
OMS estima que en 30 años aumentaron en el mundo más de 22
millones los niños menores de cinco años, de uno y otro
sexo, con sobrepeso u obesidad, lo que implica un grave
problema de salud pública por sus consecuencias a corto y
mediano plazo. De ellos, 17 millones viven en países en vías
de desarrollo. A la edad escolar, también el 10% de niños
padecen sobrepeso y obesidad. En dos décadas, en EE.UU.
aumentó la tasa de obesidad entre los 6 a 18 años de edad,
de 5 a 15%. En China llegó al 12% ,y en Brasil al 13%. La UE
cada año registra 400.000 niños con sobrepeso. En Uruguay,
en el año 2000 registró un 17% de niños con sobrepeso y 9%
con obesidad; un 10% con riesgo médico por este motivo.
El
índice de masa corporal (IMC) (peso en kg./talla2 en m.)
define a la obesidad desde los dos años de edad. Existe
sobrepeso con IMC mayor al percentil 85, y obesidad superando
el percentil 95 (IMC referidas a una misma población de igual
edad y sexo).
Dado
que la obesidad implica no tanto sobrepeso sino exceso de masa
adiposa, el pediatra debe atender -sobre todo en la pubertad-
a la acumulación y distribución de la grasa corporal, que es
mayor en la niña en relación a la masa ósea y muscular del
varón.
La
obesidad infantil aumenta el riesgo adulto de obesidad con
patología cardiovascular, hiperinsulinismo y diabetes 2. Por
ello se intentó sensibilizar a la población por diversos
medios para modificar la cantidad y calidad de los nutrientes
de la dieta infantil, al tiempo que se promueve el ejercicio físico.
Se
consideró la obesidad como grave epidemia mundial y la OMS
encaró una campaña internacional para cambiar estilos de
vida que promueven el sobrepeso infantil.
El
agresivo marketing para consumir alimentos ricos en grasa y glúcidos
debe contrarrestarse con una educación desde la escuela,
ofreciendo alimentos y bebidas adecuadas en cantidad y
calidad, disminuyendo el aporte calórico en grasas y harinas,
restringiendo las golosinas y bebidas gaseosas ofrecidas por
las cantinas escolares, y controlando a los niños obesos para
determinar y revertir la causa de su sobrepeso.
La
tendencia actual de los niños al sedentarismo se relaciona
con la mayor urbanización y tecnificación que llevan a
caminar menos y a permanecer más tiempo sentado frente al
televisor o a la computadora. Estas actividades sedentarias
dejan menos espacio para la práctica de juegos y deportes.
COMUNÍQUESE
CON UCM
cercania@ucm.com.uy
José
Mazzini 2957
Hay
que hacer ejercicio.
Para
modificar el sedentarismo, que es tan común en los niños y jóvenes,
se intenta aumentar la actividad física en la escuela y fuera
de ella, en el ámbito familiar, haciendo que los padres y los
pediatras tomen conciencia de la magnitud del problema.
Estricto
control para los gorditos.
Es
más probable que los niños con sobrepeso y obesidad, sobre
todo los sedentarios, aumenten primero sus niveles de glucosa
y lípidos en sangre, y luego aumenten sus cifras de presión
arterial y/o de glicemia. Ello exige un control estricto para
prevenir y corregir dichos trastornos.